Gabriel
De Samuel Adamson
Dirigida por Dominic Dromgoole
Con el conjunto musical The English Concert y la trompetista solista Alison Balsom
Con los actores Jason Baughan, Jessie Buckley, Sam Cox, Pip Donaghy, Peter Hamilton Dyer, Trevor Fox, James Garnon, Joshua James, William Mannering, Barbara Marten, Charlotte Mills, William Purefoy, Matthew Raymond, Richard Riddell, Sarah Sweeney, Ben Thompson y Amanda Wilkin.
Shakeapeare's Globe (Londres), hasta el 18 de agosto.
En 2003 se inauguró la restauración del teatro Globe de la época de Shakespeare, que él mismo había fundado y que se había incendiado al final de su vida.
Desde entonces no ha cesado una actividad teatral y cultural a su alrededor que anteriormente sólo se podía disfrutar en Stradford-upon-Avon, el lugar de nacimiento del poeta bardo: se trata de explorar el teatro inglés del renacimiento y el barroco, antes de su cierre por el gobierno puritano y el posterior nacimiento de una nueva era con el teatro de la restauración. No se puede decir con exactitud que sea el siglo de oro del teatro inglés, ya que la dramaturgia en ese idioma ha gozado siempre de muy buena salud y de una continuidad en el tiempo realmente envidiables, pero sí de una época bastante fácil de delimitar e identificar.
En consonancia con ello no nos ha de extrañar que los actores británicos se cuenten entre los mejores del mundo y que una visita a Londres como la que he tenido la suerte de realizar recientemente incluya, para mi y para mucha gente, una velada teatral.
Gabriel es una obra inclasificable, que a diferencia de muchas otras representadas en este teatro, es contemporánea y se estrena este verano. El título se refiere al arcángel trompetista puesto que uno de sus máximos atractivos es la música de Henry Purcell y la presencia de Alison Balsom. Se trata de pequeñas obras en dos actos entremezcladas entre sí y con música de la época. Las historias se presentan en el primer acto y se resuelven en el segundo, algo que parece muy natural a pesar de lo artificioso del conjunto, y es que el barroco es eso precisamente: artificio puro.
Los espectadores pueden elegir entre sentarse en las gradas (cómodamente, pero lejos) o permanecer de pie (disfrutando de la cercanía del juego, y reviviendo el espíritu del primer Globe).
La verdad es que todo el mundo disfruta tanto que dan ganas de dejarlo todo y convertirse en actor de época, ponerse el pelucón y aprender dicción de verso blanco.
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