Tierra de nadie (No man's land)
De Harold Pinter.
Dirección: Xavier Albertí.
Intérpretes: Lluís Homar, José María Pou, David Selvas y Ramon Pujol.
En Matadero de Madrid, hasta el 2 de febrero.
Este Pinter no es tan abstracto como el que comenté una vez aquí. En esta ocasión no llega al nivel de depuración minimalista que alcanzó en otros textos como The Caretaker o el ya mencionado The Dumb Waiter. Hay una historia, que puede que no se entienda totalmente, pero eso no es lo importante, lo importante es que se sientan, se experimenten y se planteen en el espectador los conflictos y los temas que están sobre el escenario. Hacerlo con una historia mínima como aquí o inexistente (como en otros textos) es el gran valor y la gran aportación de Pinter.
Y si es difícil conseguir esto, imaginemos ya llevarlo a un teatro. Xavier Albertí se atreve a ello en lo que parece ser una declaración de intenciones de su nueva misión como director del TNC. Pero también hay que decir aquí que Lluís Homar vuelve al nivelazo de sus mejores momentos (hacia el final tiene un monólogo caballeresco de antología), que Josep Maria Pou compone con mesura la dificultad que representa encarnar la mirada de un alcohólico, y que David Selvas y Ramon Pujol están a la altura de los seniors.
Como es habitual en Pinter, más preguntas que respuestas: ¿Podrían ser los personajes de Pou y Homar en realidad las dos facetas de uno solo? ¿Representan los jóvenes el futuro que nos espera o son en realidad algo más? ¿Se está hablando de la sociedad británica o de la sociedad occidental en general? El monólogo de Bolsover, ¿se refiere al comunismo o a lo que no quiere Pinter que sea su obra, un camino de sentido único? ¿Cuanto hay de autobiográfico en una obra en que los protagonistas son poetas y en que una de las frases más repetidas es "esto lo he vivido antes"? La lista de preguntas podría continuar un buen rato.
Más preguntas que respuestas. más enriquecimiento para nuestros espíritus.
Dirección: Xavier Albertí.
Intérpretes: Lluís Homar, José María Pou, David Selvas y Ramon Pujol.
En Matadero de Madrid, hasta el 2 de febrero.
Este Pinter no es tan abstracto como el que comenté una vez aquí. En esta ocasión no llega al nivel de depuración minimalista que alcanzó en otros textos como The Caretaker o el ya mencionado The Dumb Waiter. Hay una historia, que puede que no se entienda totalmente, pero eso no es lo importante, lo importante es que se sientan, se experimenten y se planteen en el espectador los conflictos y los temas que están sobre el escenario. Hacerlo con una historia mínima como aquí o inexistente (como en otros textos) es el gran valor y la gran aportación de Pinter.
Y si es difícil conseguir esto, imaginemos ya llevarlo a un teatro. Xavier Albertí se atreve a ello en lo que parece ser una declaración de intenciones de su nueva misión como director del TNC. Pero también hay que decir aquí que Lluís Homar vuelve al nivelazo de sus mejores momentos (hacia el final tiene un monólogo caballeresco de antología), que Josep Maria Pou compone con mesura la dificultad que representa encarnar la mirada de un alcohólico, y que David Selvas y Ramon Pujol están a la altura de los seniors.
Como es habitual en Pinter, más preguntas que respuestas: ¿Podrían ser los personajes de Pou y Homar en realidad las dos facetas de uno solo? ¿Representan los jóvenes el futuro que nos espera o son en realidad algo más? ¿Se está hablando de la sociedad británica o de la sociedad occidental en general? El monólogo de Bolsover, ¿se refiere al comunismo o a lo que no quiere Pinter que sea su obra, un camino de sentido único? ¿Cuanto hay de autobiográfico en una obra en que los protagonistas son poetas y en que una de las frases más repetidas es "esto lo he vivido antes"? La lista de preguntas podría continuar un buen rato.
Más preguntas que respuestas. más enriquecimiento para nuestros espíritus.
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