Ocells i llops
De Josep Mº Sagarra
Dirigida por Lurdes Barba
Con David Bagés, Nausicaa Bonnín, Carme Conesa, Llorenç Gonzàlez, Francesc Lucchetti, Jaume Madaula, Montse Pérez, Roser Tapias.
Teatre Nacional de Catalunya
Aunque parece lógico que sea esta una de las funciones del Teatre Nacional de Catalunya, no por ello voy a dejar de alabar el trabajo (casi arqueológico en este caso) de recuperación e investigación de textos "perdidos" del teatro catalán por parte de su actual director artístico, Xavier Albertí
Josep Maria de Sagarra, un autor muy querido por el gran público, muy prolífico y casi omnipresente entre los años 20 y 50 del siglo pasado, escribió después de una serie de viajes por el extranjero una obras que se alejaban de su universo tradicional y su teatro amable para todos los públicos. Influenciado por Cocteau, O'Neill y Sartre, decidió tratar otros temas, más actuales. Esta obra llegó a estrenarse, en 1948, pero la prensa habló de fracaso de público y permaneció sólo tres días en cartel. En realidad fue censurado, y el silencio sobre este texto ha llegado hasta nuestros días, hasta el punto de que no aparece en algunos manuales o listas de obras completas. Sólo esta recuperación ya justifica su puesta en escena.
Una madre de tres hijos vive en un "jardín de preciosas mentiras", haciendo ver que no sabe nada sobre la vida que llevan éstos. El matrimonio del mayor es un fracaso debido a sus escapadas con prostitutas, el segundo hijo es homosexual (en esa época, lleva una doble vida inevitablemente unida al mundo del lumpen y los bajos fondos) y la hija le miente diciendo que quiere irse a los deportes de nieve cuando en realidad va a una clínica para abortar.
David Bagés como chantajista y Carme Conesa como el personaje más tenessewilliano de todos, esa mujer que no quiere escapar de su zoo de cristal lo dan todo, así como Montse Pérez como criada que todo lo calla y todo lo sufre.
La dirección es precisa, académica, de libro (ya sabemos lo que simbolizan los pájaros en la jaula, quizá no hace falta que nos lo repitan tanto) pero no cabe duda de que es eficaz, y tampoco era obligatorio ni la ocasión pedía hacer algo más arriesgado.
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