Trágala Trágala
Foto: Javier Naval |
de Íñigo Ramirez de Haro, puesta en escena por compañía Yllana
Músicas y canciones originales de Ron Lalá
Intérpretes: Fernando Albizu, Jorge Machín, Ramón Merlo, Luis Mottola, Balbino Lacosta, Joshean Mauleón, Manuel Maestro, Ana Cerdeiriña, Paula Iwasaki
Destacable vestuario de Tatiana de Sarabia y Matías Zanotti
Dirigido por Juan Ramos Toro
Teatro Español, Madrid
Decir "Yllana" en Madrid es algo así como decir "Tricicle" o "Dagoll Dagom" en Barcelona. Más que hablar de una compañía de teatro (que también...) hablamos de una marca, de un estilo de hacer las cosas. Es este caso se trata de hacer humor con inteligencia, trazo fino y cierta calidad. La gente de Yllana se ha asociado en esta ocasión con un autor iconoclasta y que creo que se estrena en teatro por un lado, y con el grupo Ron Lalá, muy merecidamente de moda y en la cresta de la ola por su trabajo en En un lugar del Quijote. Parece que con estos ingredientes el éxito está asegurado. ¿Lo está?
Foto: Javier Naval |
Es texto es desde luego rompedor e inclasificable: el Rey Fernando VII surge de las catacumbas del Teatro Español (ejercicio metateatral: él mismo inauguró una de sus reformas) para salvar a España ante su crisis de valores, de separatismo y económica. Inmediatamente un psicoanalista (un confesor, en realidad, del siglo XXI) se encarga de él y hacemos un repaso a toda su vida llena de astracanadas y su pésimo reinado donde se configuraron los peores vicios de la España contemporánea, como los pronunciamientos militares, las alternancias en el poder de familias políticas, la influencia de la Iglesia... hasta la promoción de la tauromaquia para tener entretenido al vulgo, que estaba en franca decadencia a principio de su reinado, se deben a él.
Semejantes similitudes con el momento que vivimos favorecen más anacronismos divertidos. Las apariciones de Letizia Ortiz o de Pablo Iglesias, cuyos personajes tienen momentos brillantes y otros momentos en que chirrían más, son dos ejemplos de ello. Pero el personaje del rey está muy bien trazado y se reconocen en él todas sus miserias y sus pocas, poquísimas, grandezas.
Foto: Javier Naval |
El espectáculo arriesga, como hemos dicho, bastante. Esto siempre es de agradecer. Entre lo mejor se encuentra la interpretación del elenco actoral (fantástico Fernando Arbizu interpretando al Borbón) y esos vestuarios y escenografías tan atemporales como clásicos a la vez. El verdadero tiempo es un lugar llamado España. Tampoco defraudan en absoluto las músicas y letras de Ron Lalá. Entre lo peor, que no lo es tanto, es su excesiva duración (para mi gusto le sobran unos 30 minutos), creo que quiere abarcar demasiadas cosas y en algún momento pierde el norte.
Pero el espectáculo molesta y toca lo suficiente como para que su autor haya sido cesado de sus funciones en la Embajada de España en Belgrado, por no dar buena imagen de España. Vaya desde este humilde blog nuestro apoyo al dramaturgo y la recomendación de ver su espectáculo, que no es Marca España. Que no ha gustado a nuestro ministro de exteriores actual es una buena indicación de su calidad.
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