Frank V (opereta d'una banca privada)
De Friedrich Dürenmatt
Versión de Sergi Belbel y Arnau Tordera
Con Laura Aubert, Enric Arquimbau, David Bagés, Eduard Farelo, Mónica López, Miquel Malirach, Xicu Masó, David Moreno, Ferran Rañé, Albert Ribalta, Arnau Tordera, David Verdaguer.
Música en directo del grupo Obeses
Dirigido por Josep Maria Mestres.
El Teatre Lliure presenta un ciclo
llamado Tot pels diners (todo por la
pasta) con tres obras de las que nos hubiera gustado disfrutar de Mammon, (del impenitente dúo Nao Albet - Marcel
Borràs) y hemos podido ver esta Frank V. Un título de resonancias Shakesperianas
que a mí me pareció también un poco Brechtiano, porque tenía músicas muy
interesantes y por su ideología anticapitalista.
La junta de gobierno de un banco
familiar, cuya dinastía de dueños parece haberse extinguido con el actual
Frank, decide simular una quiebra para quedarse con todos los fondos en “B”.
Esta historia tan familiar para nosotros fue escrita en 1959 y podría estar
firmada por un autor actual. Siempre tenemos que estar agradecidos al Teatre
Lliure que nos rescate estos textos y estos autores que no suelen verse en
nuestras salas, y que además los rescate en el momento más oportuno. Este autor estuvo propuesto varias veces para el Nobel de literatura, y (aunque suizo de expresión alemana) tuvo más acogida entre el público francófono en general y con esta obra en particular. La habían representado en el año 89 en el Maria Guerrero, pero ha valido mucho la pena recuperarla.
La historia está bien contada (y cantada)
con una Mónica López que mejora año a año y un David Verdaguer que impresiona
con cada nuevo trabajo. El grupo Obeses se encarga de la parte de la música en
directo y de apoyo vocal a los actores. El vestuario es digno de los años 30 en Chicago, y es que se ha querido acentuar el carácter mafioso de estos banqueros, que no dudan en matar a propios y extraños cuando es necesario para salvaguardar el producto de su avaricia. Momentos terriblemente trágicos a golpe de rock que no desvelaremos aquí pero que son efectivamente dignos de un Macbeth o un Othello.
Grande es también la tarea de dirección de Josep María Mestres, que se nos muestra tremendamente polifacético en sus trabajos y que no había tocado el género musical hasta donde nosotros sabemos. Todo funciona como un reloj, ni le sobra ni le falta nada y tiene aciertos realmente buenos, como la escenificación del cambio de poder, el casting heterogéneo (con actores habituales del Lliure y otros que no lo son) y la elección de los músicos.
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