Los esqueiters





Dramaturgia y dirección: Nao Albet /Marcel Borràs
Creación e interpretación: Nao Albet, Marcel Borràs, Alfredo Baccetti, Dallas Bayley, Michael Diligent, Kristina Westad

Dos estudiantes semifracasados de filosofía pretenden buscar la definición de libertad más allá de sus profesores y de las aulas. Por la ventana de las mismas ven cada día skaters….


Todo habitante de Barcelona de cierta edad sabe de la transformación que ha vivido el Raval (antes llamado "Chino") y concretamente la zona del MACBA i el CCCB, zona que además alberga ahora falcultades de la Universidad de Barcelona y sus correspondientes aularios. Casi desde el primer momento, esta zona con sus rampas y cemento se convirtió en rincón de práctica favorito de los monopatinadores o skaters que dan título a la función. Los estudiantes (de filosofia y letras y de geografia e historia en la actualidad) acabaron de revitalizar la zona.

Pero para nuestros jóvenes autores/directores/actores esto ha sido siempre así y lo han vivido desde la normalidad. Marcel Borràs y Nao Albet (o viceversa) se han convertido ya en un referente de la creación escénica catalana y casi una garantía de que lo que hacen nos va a gustar (y han tocado géneros bastante diferentes hasta ahora). No hemos visto todavía límites al talento que derrochan estos chicos, pese a lo jóvenes que son. En esta ocasión lo hacen casi todo (incluida una coreografía con monopatines mucho más apasionante y divertida que las que hacen algunos coreógrafos contemporáneos). También firman la música. Y lo mejor de todo es que no han perdido la capacidad de reírse de si mismos.




En esta ocasión un trabajo inclasificable de nuevo: mitad ficción/mitad real,  mitad razón/mitad intuición, mitad teatro de texto/mitad work in progress, en un teatro que es un museo, en seis idiomas diferentes, con más de la mitad del reparto que no son actores sino skaters: atrapa desde el minuto cero por la belleza de sus historias, de sus movimientos (sublime el momento en que se explican los tricks del monopatín y la música clásica que suena hace que se confundan con los pasos de la danza clásica). El mismo título de la obra es una mezcla de reminiscencias clásicas (Los persas, las troyanas) con una ortografía imposible. 



Como es una lástima que sólo se haya podido ver en tres días de verano, es de esperar que hagan temporada. Atención al multilingüismo de los seis idiomas en los que está interpretado: gracias a esto y a su carácter joven, urbano y radical que se puede entender en todas partes, este magnífico trabajo puede y debe verse en cuantos más escenarios mejor. ¡Que ruede!

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