Liberto




de Gemma Brió 
Con Gemma Brió, Tàtels Pérez y Mürfila
Dirigido por Norbert Martínez

Sin duda uno de los espectáculos más únicos e irrepetibles de la temporada pasada en Barcelona, que en el Teatro de la Abadía han tenido la visión de traer a tierras castellanohablantes.
"Tuviste la mala suerte de nacer niño y no gato". Los quince días que pasan desde que nace el hijo de la protagonista hasta que sus padres deciden que lo mejor es que se muera. Narrado a trompicones, a base de la montaña rusa de emociones que supone tener que pasar por eso. Unas emociones y unos estados contradictorios tan bien explicados, tan bien puestos en escena, que es imposible no salir tocado de esta función. Sirvan como ejemplo el "principio oscuro" (¿anestesia?, ¿confusión en un sueño?) de la que la protagonista va despertando preguntando a los otros personajes quiénes son, o los repetitivas visitas a la UCI para no poder abrazar a Liberto con la consecuente rutina de sacarse la leche, lavarse... todos los días hasta el hastío. Una de las pocas obras que me ha hecho entender (en el sentido que quiero que lo haga el teatro: vivirlo, sentirlo) no ya sólo lo que es ser mujer, sino lo que es ser madre.

Hay más, hay mucho más que no se puede explicar para no romper la magia. La música en directo de Mar Orfila, el videowall acertadamente administrado, los pequeños elementos que resaltan en la infinidad de la historia, como una historia tan particular se hace tan universal, las estupendas transiciones entre escenas...

Cabe resaltar también un tratamiento hiperrealista, desde el primer instante en que Gemma Brió nos invita a desconectar los móviles ("y las vibraciones"), para proseguir explicándonos cómo va a ser la función. Desde ese momento sabemos que lo que nos van a contar es pura verdad (de hecho la autora escribió el texto como catarsis), que daría igual que nos lo contaran en un teatro que en el sofá de casa. Vivido en primera persona, con personajes auxiliares que se desdoblan, e incluso dirigiéndose al público como si fueran un personaje más, no hace falta saltarse la cuarta pared ni nada que se le parezca. Desde ese momento compartimos espacio (físico, pero sobre todo emocional) con ellas.

Espectáculo grandioso en pequeño formato, vale la pena que gire y que se vea en todas partes.

Comentarios

Lo más leido