Las bodas de Fígaro
Todas las fotos ©Ros Ribas
De Caron de Beaumarchais
Con Manel Barceló, Marcel Borràs, Oreig Canela, Joan Carreras, Oriol Genís, Mónica López, Eduard Muntada, Victòria Pagès, Albert Pérez, Aina Sánchez, Mar Ulldemolins, Òscar Valsecchi, Pau Vinyals
Dirigido por Fabià Puigserver (director de la reposición Lluís Homar)
Teatre Lliure / CNTC (Vista en el Teatro de la Comedia)
Regalo de cumpleaños (y qué regalazo) del Teatre Lliure que cumple 40 años, con un montaje que fue emblemático en su momento: una dirección y escenografía de Fabià Puigserver (que está en el cielo con Shakespeare, Lope, Molière y el resto de ángeles del teatro de todos los tiempos), una manera de hacer del Lliure que se consolidó quizás con este espectáculo como el mejor teatro de Barcelona y quizás de España, unos actores(que el Lliure ha sabido ir renovando) en estado de gracia permanente durante casi tres horas. Lluís Homar, el Fígaro original, aceptó el encargo de Lluís Pasqual de reponer esta producción de 1989.
Pero vamos por partes, para quien no conozca la obra original, es una trama divertidisima de enredo sobre enredo y mentiras sobre mentiras que prefigura de alguna manera la revolución francesa, con unos criados que subvierten el orden del antiguo régimen. Fígaro es un hombre hecho a sí mismo que consigue salirse con la suya pese a pertenecer al pueblo llano. El hecho de ubicar la historia en Sevilla no evitó que el autor tuviera que rendir cuentas ante la censura, pero también anticipaba los mundos exóticos del romanticismo, en los que Andalucía jugaba un papel predominante en el imaginario europeo. El texto tiene, en efecto, un carácter muy de paso de época: anticipa el vodevil y la farsa también, pero le da mucha importancia a la declamación y la poesía en los diálogos. Es tan bueno que consigue bordar estos equilibrios y la dirección de Puigserver/Homar saca adelante el reto sobradamente.
Los actores están igual de bien, o seguramente mejor porque ahora están mejor preparados, que en la mítica producción de los 80. Marcel Borràs es ahora Fígaro, estupendo con ese medio punto entre gracejo, idealismo y filosofía que pasa la prueba de fuego con sobresaliente en su monólogo del jardín al final. También nos gustó, como siempre, Joan Carreras, quizás el que más presencia y voz tiene de todos, para ese conde de Almaviva tan fanfarrón y simplón. O Mónica López, siempre tan medida, y Victoria Pagès con Adelina, un personaje muy de doble filo, mitad lagarta y mitad madre amantísima, también tiene su soliloquio en defensa de las mujeres. Por no hablar del jovenzuelo petimetre Querubino que borda Pau Vinyals, o de la adorable Susana que compone Mar Ulldemolins, un dechado de virtudes deseada por todos y también por el público, enamorado de ella desde la primera escena en la que ya demuestra más inteligencia que el propio Fígaro. Difícil encarnar un personaje tan adorable sin hacerlo repelente. Todos los demás son igual de buenos pero tienen papeles más pequeños.
¡Cuanto talento e intensidad en un poco menos de tres horas! Definitivamente uno de los acontecimientos del año.
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