L'hostalera
de Carlo Goldoni.
Dirección y adaptación: Pau Carrió.
Con Laura Aubert, Júlia Barceló, Oriol Guinart, Jordi Llovet, Alba Pujol, Ernest Villegas i Pau Vinyals.
La Perla 29
Biblioteca de Catalunya, Barcelona
La Compañía La Perla 29 no se conforma con traernos esta estupendísima locandiera de Goldoni: nos lo transporta al universo de la Italia de los años 60, con reminiscencias de Fellini, nos lo acompaña con música y con un excelente vino y macarrones que se ofrecen en el descanso, ¿qué más se puede pedir?
Todo funciona a la perfección: desde el momento que entramos en el teatro de la biblioteca de Catalunya ya estamos en la hostería de Mirandolina, con manteles a cuadro y un inconfundible olor a ragú. No sentamos en una mesa y hacemos sociedad antes de empezar:
Empieza la música (con la voz y la guitarra del adorable Pau Vinyals: ah, ese aire de Domenico Modugno que nos vino a la memoria) y ya sabemos que lo vamos a pasar bien. El olor de comida y unos platos y cubiertos apilados en las mesas hacen presagiar algo que no podemos acabar de creer, pero es verdad. En la media parte se come.
El texto en sí no puede ser más actual: si una mujer es independiente económicamente, ¿por qué no habría de serlo en el terreno afectivo? Esta Hostelera tiene dos pretendientes al principio: uno es un comerciante rico y el otro de muy noble familia pero pobre. Enseguida sabremos que su difunto padre le hizo prometer casarse con el camarero de la hostería (seguramente para mantener el negocio) y ella se propone conquistar a uno de los huéspedes, misógino declarado. Dos actrices que llegan para una representación en las fiestas mayores del pueblo, y que se divierten creando personajes nuevos todo el tiempo, añaden más leña al fuego. Atención que habrá sorpresa y el final no es el más fácilmente deducible.
Pura comedia que no chirría en ningún momento, a medio camino entre la sonrisa y la carcajada. Quizás esperábamos que la figura de Laura Aubert, con las prótesis adecuadas, se pareciera más a Sofía Loren o a Penélope Cruz, pero que esta actriz sepa imponer su personaje sin un porte tan explosivo dice mucho a su favor. Los hombres bordan sus papeles (la clase de Villegas, la ya mencionada gracia de Vinyals, el camaleonismo de Guinart que está irreconocible o la sorpresa de Jordi Llovet) y las actrices que hacen de actrices también (divertidísimas Pujol y Barceló).
Lo pasamos muy bien en un espacio aún no conocido por nosotros y lo recomendamos totalmente.
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