Doña Rosita, anotada



Basado en Doña Rosita la soltera, de Federico García Lorca

Escrito y dirigido por Pablo Remón

Con Fernanda Orazi, Francesco Carril y Manuela Paso

Teatros del Canal, Madrid 

"Ha empezado a llover. Así no habrá nadie en los balcones para vernos salir."
 
Todo el mundo destaca esto: la primera vez que Pablo Remón dirige un texto ajeno, aunque sea para deconstruirlo, darle unas cuantas vueltas y trascenderla a nuestra época. En realidad estamos de alguna manera ante dos textos: uno del propio Remón, que con la técnica de autoficción y cambio de narrador de la que tanto provecho sacó en El tratamiento. El otro texto es el lorquiano, sobre el paso de los años y que sólo necesita una ligera actualización de marco temporal y espacial, como clásico que es. Un autor, alter ego de Remón, recibe un encargo y, aunque lo rechaza al principio, finalmente es capaz de encontrar una conexión entre el texto y el presente que le anima a aceptarlo.

Para mí personalmente, el aliciente era como iban a combinarse dos lenguajes teatrales de dos autores que me gustan pero tan diferentes entre sí. Y aunque en algún momento chirríe, despiste, al espectador un poco, lo consigue gracias a una invisible transición entre las dos partes anteriormente citadas y al grandísimo trabajo de los tres actores, que hacen varios papeles y son orgánicos y auténticos en ambos registros dramáticos. Enamorados de lo tres salimos como público.

Destacamos la escenografía con elementos sorpresa de Monica Boromello y la iluminación de David Picazo, que se siente pero no se nota. Y claro, el texto de Lorca, que Remón sabe plasmar en su esencia, con líneas como la que encabeza este artículo.



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