El salto de Darwin

de Sergio Blanco

Con Cecilia Freire, Goizalde Núñez, Jorge Usón, Juan Blanco, Olalla Hernández, Teo Lucadamo

Dirigida por Natalia Menéndez

Matadero, Madrid

Una familia argentina se va a los glaciares del sur del país para esparcir las cenizas del hijo soldado. Estamos en el último fin de semana de la guerra de las Malvinas. La aparición de un personaje clave en la vida del fallecido cambiará su perspectiva de muchas cosas, y les dará la oportunidad de conocerlo mejor y, por ende, de despedirse.

Una auténtica maravilla de función de un autor que no conocíamos y nos ha impresionado, se estrena mundialmente y nueve años después de haberse escrito. Cómo podía no haberse estrenado hasta ahora semejante textazo es un misterio y nos habla mucho de las dificultades de producir teatro. 

Con declarado formato de road movie, la obra se desarrolla en los desiertos anteriores a la llegada a los glaciares, en un coche desvencijado y en una roulotte. Habla del duelo, de la necesidad de creer y de las partes de nuestra vida que reservamos para nosotros mismos y que los demás rara vez descubren. También, de la desinformación en tiempos de guerra, un aspecto que se conecta muy bien con nuestro presente más inmediato.

Maravillosos actores, amamos a Cecilia Freire desde que hace su aparición, y a Goizalde Núñez porque, pese a todo, admira el cardado de Margaret Thatcher. Jorge Usón parece haber hecho este papel toda la vida. Los más jovenes (Olalla Hernández, Juan Blanco y Teo Lucadamo con su simbólico personaje) están a la misma altura.

De esas que no se pueden dejar de ver.