Translations

 




De Brian Friel

Con Leonard Buckley, Ruby Campbell, Zara Devlin, Andy Doherty, Brian Doherty, Ronan Leahy, Aidan Moriarty, Marty Rea, Suzie Seweify, Howard Teale 

Dirigida por Caitríona McLaughlin


Abbey Theatre, Dublin


Recuperamos pronto nuestras crónicas desde Edimburgo, pero hemos pasado antes por Dublin, donde hemos podido asistir, en el célebre Abbey Theatre, a una función de Translations, ya un clásico de 1980 de cuyo autor nos trajeron la gente de la Perla 29, Dancing at Lughnasa (Dansa d'agost) en 2016.

En la pequeña aldea de Baile Beag, luego normalizada como Ballybeg, el profesor lee los clásicos en griego y latín, pero no les interesa pasa nada el más cercano mundo anglosajón. Llegará un hijo pródigo, junto con dos soldados, encargados de cartografiar el terreno y topomonizar los nombres de los pueblos. Pese a la evidencia de estas intenciones, los nativos irlandeses intentarán ignorarlos.

No es una obra más sobre el conflicto anglo-irlandés porque está narrada desde el original punto de vista del lenguaje: los personajes irlandeses no entienden a los ingleses y viceversa (en el escenario todos hablan inglés pero unos con acento gaélico y otros con un acento victoriano). Hay un personaje que es bilingüe y hace de traductor, y otro que entiende el inglés perfectamente pero no le conviene que se sepa. Hay otra que no puede hablar... A partir de aquí se habla de la (in)comunicación -también dentro de la misma tribu-, la falta de comprensión y la desconfianza. Pero también de cómo el amor puede con las barreras lingüísticas, y por supuesto de muchas cosas más. Es muy tierna la escena de amor entre el teniente George y la lugareña Marie, pensada para hacer reír por lo difícil que les resulta entenderse pero que al mismo tiempo da mucho que pensar.



Los personajes irlandeses, para mostrar su inferioridad de condiciones, sufren de cojera, alcoholismo perpetuo o sordomudez. La única que es medio espabilada quiere irse a América. Los personajes ingleses son representaciones del poder y de la simplicidad de argumentos de quien tiene la fuerza desde el principio. El toponimista George, por ejemplo, está allí de casualidad porque iba a hacer otro trabajo en la India pero perdió el barco.

Los actores por lo que leo son de lo mejorcito del teatro irlandés actual y si no lo fueran en esta función lo son. Una maravilla de trabajo en equipo que mas que sumar, multiplica.



Finalmente, el conjunto tiene mucho de épico pero también de radicalmente contemporáneo al atender temáticas muy cercanas a nuestro 2022, pero en otro contexto. A estos personajes de la Irlanda rural les están cambiando el mundo sin que se den cuenta y a nosotros quizás también.

Comentarios

Lo más leido