Elling
"la normalidad está sobrevalorada".
Albert Prat y David Verdaguer, amigos desde que empezaron con su compañía El TNC no nos quiere han convencido a director y productores para armar esta conocida historia que mucha gente ha visto ya en cine y que, esto es muy interesante, es parcialmente autobiográfica.
Dos personajes que han pasado muy cerca del abismo son dados de alta en el psiquiátrico donde se conocieron para ser puestos a prueba por el sistema noruego de protección social: se van a vivir juntos a un piso tutelado. Como dos niños, descubren el mundo "exterior" y se enfrentan al curioso mundo de las personas “normales”. Es una preciosa historia de amistad. Sufrimos (al menos yo sufrí) con sus sucesivos encuentros con personajes pintorescos, como un poeta que ya no ejerce porque son malos tiempos para (su) lírica, una muchacha embarazada y un trabajador social que parece una amenaza real, más que una ayuda, a su inserción. Pero el tono es de comedia, de triunfo de la socialdemocracia y, como en un cuento de hadas, todo acabará bien.
El personaje de Elling, David Verdaguer, es más serio y se adivina en él un trauma familiar. Es interpretado con esa precisión milimétrica que tiene el reciente ganador de un Goya. Kjell es un niño pequeño, aunque con necesidades sexuales de un adulto, y la versión de Albert Prat es totalmente orgánica y maravillosa. Como dice el director, estas interpretaciones se nutren de la amistad real de los actores y se hacen verdad y entrañables en el escenario, muy nórdico por cierto también, con unas maderas multiuso que bien se podrían vender en una multinacional sueca.
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