1936



De Albert Boronat, Juan Cavestany, Andrés Lima, Juan Mayorga.

Antonio Durán «Morris», Alba Flores, Natalia Hernández, María Morales, Guillermo Toledo, Paco Ochoa, Blanca Portillo, Juan Vinuesa y Coro de Jóvenes de Madrid

Dirigido por Andrés Lima

Centro Dramático Nacional (Teatro Valle Inclán), Madrid

Entre los muchos hallazgos que he encontrado en este superlativo trabajo, destaco: a) La narrativa de la guerra civil española desde un punto de vista nuevo: la doctrina del shock de Naomi Klein, en continuidad con otros trabajos anteriores del mismo equipo. b) Un esfuerzo muy estimulante y exitoso de incluir personajes femeninos en la historia de la guerra civil: Las Sin Sombrero, Rosa la dinamitera, el diario de la barcelonesa Pilar Duaygües o la miliciana argentina Mika Etchebéhère...) c) Otro logro es establecer puentes de lo que pasaba entonces con lo que está pasando ahora: una vez más, la situación de la mujer pero también las revisiones de la historia o las falsas noticias. d) Quizás la que me ha impresionado más, la presencia en todo momento del Coro de Jovenes de Madrid, que además de cantar canciones de la época, son figurantes en todo momento, siendo masacrados en Badajoz, aplastados en la carretera de Málaga a Almería o colectivizando las tierras en Andalucía. Son maravillosos y su movimiento en el escenario (a cargo de Marcos Morau) es preciso, bello y emocionante.


Los actores merecen un punto y aparte: todos ellos hacen varios papeles, como mínimo tres, y deslumbran con su trabajo. Guillermo Toledo cuando es General Yagüe, Paco Ochoa como un Calvo-Sotelo ya asesinado que revive para contarnos lo que le ha llevado a esta situación, Juan Vinuesa con un Franco aterrador y grotesco a partes iguales, Blanca Portillo como General Mola o la dinamitera, Alba Flores como la Pasionaria o la mencionada Etchebéhère... ) Son trabajos antológicos y épicos.


El equipo de autores ha hecho un trabajo superlativo también, no sólo resumiendo en 4:15 horas incluido descanso tres años de guerra, sino sublimando, exudando lo más esencial. El final me recuerda un poco a un libro reciente de Paco Roca, El abismo del olvido, y la verdad es que está muy bien hallado. Es bello y esperanzador.

Quedan muchas cosas en el tintero, pero creo que ya he contado demasiado. Vayan a verlo porque no lo olvidarán en mucho tiempo.

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